En términos de la pregunta acerca de los derechos sobre la propiedad cultural, hay toda una amplia constelación de discusiones complejas e interesantes que no se han resuelto. En relación con los restos humanos y la devolución de restos humanos, para mí es claro que los derechos humanos más básicos trascienden y substituyen otro tipo de intereses, en particular, la investigación científica. La mayoría de los restos humanos de indígenas estadounidenses en universidades, museos y otras organizaciones de este país, fueron adquiridos sin consultar con los herederos más cercanos o con las tribus afiliadas a ellos. De hecho, la Ley de Repatriación y Protección de Cementerios de los Indígenas Norteamericanos (Native American Graves Protection and Repatriation Act, NAGPARA por sus siglas en inglés) obliga a ello en sus términos y condiciones. Tuve la suerte de jugar un papel central en el establecimiento de esta ley en 1990.
La importancia del patrimonio cultural
En relaci├│n con el patrimonio cultural--es decir objetos que son centrales para la identidad de una tribu--el argumento de NAGPARA, el acta de repatriaci├│n, establece una serie compleja de procedimientos para la repatriaci├│n de tales objetos, pero a final de cuentas termina en un punto donde el museo, la universidad o la agencia federal debe tomar la decisi├│n sobre si la tribu que reclama una afiliaci├│n cultural con el objeto en discusi├│n tiene o no mayor derecho de posesi├│n que la agencia, universidad o museo.
Más allá de esto hay otro nivel, que no está incluido en la legislación, pero que es una consideración ética más general. "¿En dónde beneficiarán más a la gente estos objetos del patrimonio cultural?" Aunque pudiera haber grandes beneficios al mostrar estos materiales en un museo, el beneficio de poseerlos es mayor para la tribu porque son centrales para su identidad cultural.
Es imperativo discutir la difícil pregunta sobre "¿De quién es esta propiedad cultural?" Esto es en particular difícil cuando vivimos en un mundo que cada vez es más rico en términos de la mezcla entre culturas. Por un lado, hay una creciente homogeneidad y, por otro, hay un deseo real a través del mundo de mantener un sentido de la identidad y de los orígenes.
Ciencia contra cultura
Muchas veces se menciona el argumento de que la investigación científica tiene más derecho que la identidad cultural o que los derechos humanos básicos en lo relacionado con la muerte o la religión. Es claro que en cualquier análisis final, más allá de la legislación, cada persona que trabaja en un museo o que está relacionada de cualquier manera con la propiedad cultural, tiene que enfrentar este tipo de preguntas y tomar algún tipo de resolución o posición en relación, no sólo con la ley, sino también respecto de lo que es correcto y el por qué es más beneficioso que la cultura que no produjo originalmente los objetos obtenga el conocimiento.
Permíteme agregar sólo un punto más, que es muy claro después de haber escuchado diversos testimonios a lo largo de la nación, tanto de científicos como de indígenas norteamericanos. El asunto de la identidad y el asunto de la religión no son aspectos abstractos. Tienen un impacto directo en la salud de la gente. Tienen una influencia directa en la capacidad de los individuos de evitar problemas de alcoholismo. Tienen que ver directamente con asuntos como el suicidio. No son para nada temas remotos, "académicos" si quieren. Tienen una relación real con la experiencia y la supervivencia humana. Las cuestiones legales son más simples a final de cuentas, pero éticamente, uno tiene que determinar cómo equilibrar formas completamente diferentes de ver al mundo y nuestra relación con él.
Repatriaci├│n internacional de objetos sagrados
Déjame ahora trasladarme al terreno de los reclamos de repatriación internacional. En efecto, existen ambos: el movimiento de objetos históricos al interior de las naciones y culturas como resultado de quienes ganaron en conflictos y guerras, y el camino de aquellos que económicamente tienen mayor poder en algún momento de la historia. Hay un mercado muy fuerte--en gran parte ilícito--de materiales de culturas o civilizaciones pasadas de todo el mundo. Los museos, en el pasado, inclusive en los últimos treinta años, han tenido que ver con este tipo de comercio al construir sus colecciones.
Hay muchos casos, inclusive hoy, y estoy seguro que continuarán, en que los objetos no han sido devueltos a pesar de las peticiones de las naciones o gobiernos. En ocasiones, las devoluciones casi garantizarían que algún burócrata de alguna nación, pasando por alguna división cultural, se beneficiara. En otras, no es claro qué pasaría con los materiales, o quien tiene el verdadero derecho de posesión. Así que, por un lado, hay toda una variedad de asuntos difíciles que resolver, y por el otro, la necesidad de estándares más estrictos, ya sea en el caso de arte robado por los nazis o en la excavación ilegal de sitios arqueológicos. La mayoría de las veces, las cosas se obtienen de manera ilegal, no hay información sobre su recolección, los objetos son simplemente sacados de su ubicación original para ponerlos al valor del mercado. Los museos simplemente no pueden seguir acosados por estos procesos.